El Accidente ferroviario de Torre del Bierzo de 1944 se produjo el día 3 de enero de 1944,  cuando colisionaron dentro del túnel número 20 de la línea Palencia-La Coruña, a la altura de la localidad de Torre del Bierzo (León) un tren correo, una locomotora en maniobras y un tren de mercancías.

El correo-expreso número 421, proveniente de Madrid y con destino La Coruña, llevaba casi dos horas de retraso cuando el día 3 de enero de 1944 hizo su entrada en Astorga.Era una locomotora americana a vapor en la que viajaban entre 600 y 1000 personas, entre ellos militares y jugadores del equipo de fútbol Betanzos que regresaban de un partido.

Era un poco más tarde de las 12 de la mañana. Llevaba dos locomotoras y 12 coches. Según testigos del accidente, la locomotora titular no frenaba bien y se le había añadido expresamente la segunda locomotora para paliar este problema.

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Locomotora 241-2087 remolcando Tren Correo con destino Astorga (www.elrincondefali.blogspot.com)

En Astorga se retrasó 9 minutos más comprobando el sistema de frenado. En la estación de La Granja, a mitad de descenso del puerto de Brañuelas, efectuó su parada reglamentaria. El maquinista de la locomotora acoplada, Jesús Dones, bajó a revisar los mecanismos y comprobó que tenía una caja de grasa caliente y hubo que desengancharla. Parece que el maquinista de la locomotora titular Julio Fernández, advirtió del problema de frenado que tenía la máquina pero aun así se reanudó la marcha con una sola locomotora.

En el descenso del puerto, el convoy ganó velocidad. Tenía que efectuar parada en Albares de la Granja  pero el maquinista no pudo frenar. El jefe de estación de Albares de La Granja vio pasar el tren a toda velocidad a las 13 horas y 10 minutos. Inmediatamente telefoneó a la estación de Torre del Bierzo situada a 5 kilómetros, para anunciar que el correo 421 había perdido los frenos.

El jefe de Torre del Bierzo Sr. Domenech, mandó poner traviesas en la vía para intentar frenarlo, pero no dio tiempo. En menos de 5 minutos el correo entraba en la estación haciendo sonar el silbato en señal de alarma y continuó hasta entrar en el túnel número 20.

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Estación Torre del Bierzo y lugar en donde se encontraba el túnel nº 20(www.es.wikipedia.org)

En dicho túnel se encontraba una locomotora de maniobras con 3 vagones. El maquinista Gonzalo López Eugenio, advertido por el jefe de estación, estaba tratando de alejarse de la estación en el mismo sentido cuando el correo le alcanzó dentro del túnel.

Debido a la violencia del choque, los dos últimos vagones de la maniobra se quedaron dentro del túnel, mientras que la máquina y el vagón restante salieron por el otro lado del túnel. También la locomotora del correo y los 6 primeros vagones (equipajes, correos y primera clase) quedaron dentro del túnel. Fuera quedaron 5 vagones de tercera clase y el coche pagador. Los vagones que estaban dentro del túnel comenzaron a arder.

Ajeno a esta tragedia, en sentido contrario circulaba un tren de mercancías (carbonero) número 7742 que tenía previsto realizar el cruce con el tren correo en la estación de Torre del Bierzo (debido al retraso que llevaba el correo 421, ya que el cruce estaba inicialmente previsto en Bembibre). Llevaba 27 vagones y un furgón. Iba de maquinista Victoriano Lecuona y de fogonero, Manuel Fernández Gordón.

Una locomotora similar a esta era la que arrastraba el tren carbonero que chocó contra la locomotora 2185 del tren de maniobras.

El choque del Correo con la Máquina de maniobras, había destrozado los cables que movían la señales, y dichas señales se habían quedado en vía libre para este tren en la estación de Torre del Bierzo. Por tanto, el fogonero del Santa Fé echó más carbón en la máquina y el mercancías continuó su marcha.

Cuando el mercancías salió del túnel número 21, primero se encontró con el maquinista de la locomotora de maniobras, que había salido ileso del choque y trataba desesperadamente de evitar una tragedia mayor avisando al mercancías. Detrás de él, a sólo 200 metros de la salida del túnel 21, se encontraba la máquina de maniobras.

Al ver al maquinista Gonzalo López Eugenio haciendo gestos de alto con las manos, mientras corría vía adelante hacia el tren, la pareja conductora del mercancías trató de frenarlo, pero no había espacio suficiente. A resultas de este choque, las locomotoras de maniobras y del mercancías descarrilaron, y los primeros vagones de este último tren volcaron (matando al maquinista que había avisado). El silbato de la máquina de maniobras se abrió y estuvo sonando hasta que el vapor que había en la caldera se acabó.

En este segundo choque, murieron otras cinco personas, todos ellos ferroviarios. Cuatro de ellos iban en el tren de mercancías y el quinto, sepultado por uno de los vagones que volcaron, el maquinista Gonzalo López Eugenio. Se había salvado del primer choque, quiso evitar el segundo y con su sacrificio consiguió que la tragedia no fuera mayor.

El 3 de enero de 1944, Alfonso Álvarez García, con 18 años, era el fogonero de la 140-2185(3×4421), máquina que efectuaba unas maniobras en la estación de Torre del Bierzo alrededor del mediodía.

 

 

Don Alfonso Alvarez García en la estación de Torre del Bierzo a la altura del cargadero de Santibáñez. JC

Alfonso recuerda…»Acabábamos de meter cuatro vagones vacíos en el cargadero de Santibáñez y salimos de él arrastrando tres vagones cargados de carbón, a continuación de la máquina y cerrando la composición una plataforma vacía. En ese momento montados en la máquina íbamos el maquinista, Sr. Gonzalo, un hijo de éste que era Capitán del Ejército que había venido a traerle la comida y yo. Al pasar junto a la estación salió su jefe y nos ordenó darnos prisa en acabar la maniobra ya que el Correo estaba al llegar. Para apartar el tren teníamos que entrar en el túnel nº 20 que estaba a la salida de la estación dirección Bembibre para hacer agujas a la entrada de éste. Cuando estábamos hacia la mitad de dicho túnel y ante nuestra sorpresa recibimos un fuerte impacto por cola que lanzó la máquina hacia delante y que sólo fuimos capaces de parar haciendo contra-vapor a unos 50 metros de la salida del túnel. Vimos con estupefacción que sólo llevábamos un vagón, habíamos perdido los demás seguramente dentro del túnel, pues no los veíamos. ignorábamos en ese momento que el tren Correo había chocado contra nosotros. Al hijo del Sr. gonzalo una aceitera, que se volcó, le había manchado los pantalones y decidió subirse a la trinchera para limpiarse la pernera y secarla al sol. En ese momento apareció por encima del túnel 20 un primo mío, Antonio Rivera, que también estaba de fogonero y con la perspectiva que le daba la altura vio venir a lo lejos un mercancías tirado por un Santa Fe. Nosotros que estábamos metidos en una trinchera entre dos túneles no lo podíamos ver. Mi primo a voces logró hacernos comprender lo que se nos venía encima. Como no podíamos hacer nada optamos por saltar de la máquina y cada uno por su lado intentamos subir a lo alto de la trinchera, yo por el izquierdo y el maquinista por el derecho. Yo con 18 años logré llegar arriba antes del impacto pero mi compañero con 60 años no. La 5001 embistió brutalmente contra nuestra 400, la cual una vez descarrilada fue todavía arrastrada y su tender cortado quedó atravesado sobre la trinchera izquierda. Con la mala suerte que el tercer vagón del carbonero era el furgón del Jefe de Tren y debido a su poco peso fue expulsado de la composición y lanzado contra la trinchera derecha arrollando a mi compañero. Al instante llegó hasta mi el hijo del Sr. Gonzalo, seguido de mi primo, preguntándome por su padre, pero ya no fui capaz de articular palabra, sólo por señas logré indicarles el lugar dónde se encontraba. Ya no recuerdo más, sólo se que me puse muy nervioso y que mi primo me llevó a casa de la patrona. En esos momentos no me imaginaba que el Correo estaba en llamas. No fui consciente de la tragedia hasta el día siguiente cuando me lo explicaron»(www.euroferroviarios.net).

La mayor tragedia se dio en el interior del túnel, que se convirtió en un horno para los que se encontraban en su interior.

Tras el choque del correo, en la estación de Torre se habían empezado a hacer los primeros intentos para acudir en socorro de las víctimas. Enseguida se advirtió el alcance de la tragedia por las dificultades que implicaba sacar del túnel a las personas atrapadas dentro de él. De los 12 coches que llevaba la composición del correo 421, cinco habían quedado dentro y alguno habla comenzado a arder, como ponía de manifiesto el humo que empezaba a salir del interior. Los heridos lanzaban gritos desgarradores, y el nerviosismo y el desconcierto reinaban entre los que intentaban ayudarles. Decenas de personas empezaron a acudir desde el pueblo, donde la noticia del desastre se extendió con gran rapidez.

Desde la estación se dio aviso a la jefatura de León para que se mandaran auxilios a la mayor rapidez y los ferroviarios y vecinos de la localidad hicieron lo que pudieron para intentar sofocar el fuego, ayudando otros a los viajeros que habían resultado heridos en los coches que quedaron fuera del túnel.

La vía estuvo cortada durante 59 horas y 50 minutos, hasta la 1 hora del día 6 de enero.

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Restos de la colisión entre la Santa Fé y la locomotora de maniobras 141(www.es.wikipedia.org)

Varias máquinas aisladas trajeron a los primeros médicos y en los trenes de socorro que se sucedieron vinieron autoridades militares y civiles y altos cargos de la Renfe. El Juzgado de Ponferrada levantó acta de lo sucedido y procedió a la identificación de los cadáveres.

Labores de rescate de muertos y heridos en el accidente de 1944(www.diariodeavila.es)

El número de víctimas exacto nunca fue aclarado, ya que el Régimen franquista ocultó la magnitud del accidente, pero las estimaciones de la época apuntaban que se produjeron cerca de 250 víctimas.

Solo dos vecinos de Astorga, Marcelino Crespo Crespo, que era notario de Villafranca del Bierzo, y Alejandro García, soldado de Aviación, fueron identificados entre las 78 víctimas oficiales del trágico accidente ferroviario de Torre del Bierzo.

Con toda seguridad hubo otros habitantes de Astorga entre los fallecidos, no solo porque el número de muertos fue mayor que el reconocido oficialmente sino porque entre los cadáveres que se recuperaron muchos no pudieron ser identificados, ya que se calcinaron muchos cuerpos, los documentos y las prendas que podían identificarlos.

En el diario del Bierzo podía leerse: «Entierro de 47 víctimas en León el día 5 por la tarde en la Iglesia de San Marcelo. 36 féretros eran de color negro para los varones y 11 blancos para las mujeres. Los 47 féretros llegaron en un tren funerario compuesto por un coche y siete vagones»(www.diariodelbierzo.com).»

Sólo unos pocos periódicos pudieron informar de la noticia y de pasada, debido a la censura de la época.

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http://www.hemeroteca.lavanguardia.es(edición del martes, 04 enero 1944, página 7).

https://labitacoradelmiedo.files.wordpress.com/2011/02/tren1.jpg?w=242

http://www.hemeroteca.abc.es

Aquella tragedia – la mayor de la historia del ferrocarril en España-, solo salió a la luz en su verdadera dimensión muchos años después. La férrea censura que imperaba en aquellos años impidió su divulgación en los periódicos. En los últimos tiempos, con los testimonios de algunos supervivientes y la documentación recogida de manera fragmentaria – la oficial del archivo de la Renfe en Palencia, guardada en expediente CH/1-20 /1944, había desaparecido antes del incendio del almacén donde se guardaba gran parte de la documentación histórica de RENFE-, se ha podido reconstruir aquel suceso.

Unos días antes del accidente sucedió un hecho misterioso para el que aún no se ha encontrado respuesta. Don Pablo Herrero de reconocida solvencia y persona muy respetada en la ciudad de Astorga, el día 9 de enero se presentó al Jefe de la Sección de Astorga de la 11ª Comandancia de la Guardia Civil y realiza una denuncia en la que manifiesta:

«Que habiéndose sentado como viajero a las 17 horas aproximadamente del día 31 de diciembre, último en el departamento de segunda del tren Expreso 405 en la Estación Norte de Madrid, en cuyo departamento venían otros varios viajeros y al llegar sobre las 23,30 horas a la estación de Valladolid, penetró en aquel departamento un ferroviario, portando una cesta, que supone servía para llevar la merienda y un capote de ferroviario, teniendo aproximadamente la edad de 40 o 50 años, el que dijo a los viajeros que en la estación de Torre y en los túneles, había ocurrido un accidente muy grave y como en dicho departamento viajaban personas que se dirigían a Galicia, quisieron cerciorarse de si el hecho era real, por lo que preguntaron si en efecto estaba seguro de que había ocurrido tal siniestro contestando que no podía asegurarlo(…)(Estracto de la denuncia original de Pablo Herrero).

Todo esto ocurre tres días antes del fatal accidente. A pesar del terrible aviso ninguno de los pasajeros recordaba como era el rostro de este revisor que anunció una tragedia que aún no había ocurrido.

Más tarde el revisor fantasma se bajó del tren y no se le volvió a ver. Tras la extraña denuncia de Pablo Herrero, el Juez de accidentes ferroviarios, ordena abrir una investigación a varios jefes de estación, con la intención de identificar al revisor.

La investigación descartaría un acto de sabotaje al convoy y a pesar de los esfuerzos de las autoridades, nunca se dio con el paradero de aquel extraño revisor que aquel 31 de diciembre vaticinó el accidente del 3 de enero. Era como si se hubiese adelantado en el tiempo como mensajero de un oscuro futuro.


Fuentes consultadas:www.euroferroviarios.net(Fernando Fernández Sanz).

http://www.rioxares.blogspot.com

http://www.es.wikipedia.org